Pese a la falta de datos históricos, no es posible dar por cierto estas teorías, sin embargo, el mundo del arte y de la neurociencia se inclina a pensar que es así. Desde los años noventa han intentado develar el arte mezclada con la pasión por la anatomía humana, con que Miguel Ángel Bunarrotti (1475 – 1564) pinto los frescos de la Capilla Sixtina, en los que, al parecer existe una especial atracción del artista por la neuroanatomía.